martes, 30 de enero de 2007

Por que educar socialmente en la escuela


En la escuela actual, pensada como una institución para reproducir padrones culturales, económicos, políticos y sociales de las clases hegemónicas, a través de la reproducción ideológica y de la preparación de la población trabajadora para el capital, también están representados los intereses de las clases sociales menos favorecidas. Para estas, la escuela puede ser un instrumento de lucha contra la dominación cultural, exactamente para socializar el código dominante de la cultura y posibilitar el acceso al conocimiento de los valores sociales, estéticos y de lenguaje de las clases superiores. De esta manera el conocimiento contribuye al desarrollo de una conciencia histórico-político, apuntando a las posibilidades reales de cambio y de transformación. Pero el problema está en que si la escuela en contextos de pobreza contiene y controla y llena formularios como actividades centrales, estos alumnos, niños y adolescentes, ven limitados su espacio para construir conocimiento.
Según Da Silva, en Escuela, conocimiento y curriculo, “la escuela socializa mediante la enseñanza de conocimientos legitimados públicamente. Que la socialización sea mediante la enseñanza quiere decir que la escuela recrea continuamente conocimientos producidos en otros contextos sociales y para que los produzcan otros sujetos sociales distintos del maestro. La escuela no inventa el conocimiento, ni monopoliza su circulación. Lo que si hace es enseñarlo, intencionalmente, sistemáticamente, públicamente. Que la enseñanza sea de conocimientos legítimos públicamente quiere decir que la escuela enseña a todos, sin restricciones ni exclusiones, de todo, sin censuras ni exclusiones, para todos, en un clima democrático y pluralista”.
También podemos citar a Paulo Freire quien dice “que es función de la educación colaborar con la preparación de una nueva sociedad, a través de la construcción de la ciudadanía que nos vuelve cada vez más humanos. La educación, concebida de este modo, es un proceso constante de liberación”. Por todo esto es necesario que los docentes sean aliados de los alumnos y no sus adversarios, compañeros unos a los otros y no enemigos, por lo que sucede cuando un docente instaura en la clase una relación donde el es el que sabe, y por lo tanto tiene derecho a hablar y ejercer el poder, mientras a los alumnos, que no saben, les queda apenas quedarse en silencio y obedecer. Igualmente y con la misma fuerza, ocurre cuando entre los especialistas, los directores y los profesores no existe una relación de cooperación, sino de competencia y de lucha para la sumisión del trabajo del otro.
Aquí planteamos la funcionalidad de la educación con el sistema social o, lo que es igual: educación y sociedad, educación y sistema económico: ¿interdependencia o subordinación?
La educación es una formidable herramienta cultural, es decir, creada por el hombre y destinada a su crecimiento integral. El fin de la educación es rescatar todas las potencialidades que el hombre puede desarrollar dentro de su entorno, en sociedad. Según Naciones Unidas, “el desarrollo social es inseparable del entorno cultural, ecológico, económico, político y espiritual en que tiene lugar. Pero el desarrollo social está claramente vinculado con el logro de la paz, la libertad, la estabilidad y la seguridad a nivel nacional e internacional. Para promover el desarrollo social es preciso orientar los valores, los objetivos y las prioridades hacia el bienestar de todas las personas y el fortalecimiento y la promoción de las instituciones y las políticas que persiguen ese objetivo.”
De esta manera queda claro que el sistema educativo no puede depender de un solo sector de la sociedad, el de la clase económicamente dominante, ni debe apuntar únicamente a un vinculo del cual dependa o con el cual mantenga su único cordón social. Si en realidad se requiere que la educación tenga por finalidad el promover a la persona y la sociedad en un desarrollo social sostenido, la acción debe ser compartida y dirigirse a un todo integral, con fuerzas suficientes para generar un proceso que desde su interior sea nuevo factor de cambios sociales.
Alejandro Oscar CantónProfesor en Ciencias de la Educación

viernes, 26 de enero de 2007

Una mirada hacia el primer mundo

Durante la segunda quincena de octubre y primera de noviembre de 2006 tuve la posibilidad de realizar un viaje a los EEUU mediante un programa intercambio educativo de la comisión Fulbright Argentina entre directores de escuelas de Argentina y EEUU. Mi destino fue la ciudad de Omaha en el Estado de Nebrazka. Allí estuve asignado a una escuela middle, como la llaman ellos, es decir donde asisten estudiantes de los grados 5to. a 8vo. Además esta escuela forma parte de un programa denominado Magnet que significa escuelas que atienden a la diversidad y ofrecen especializaciones en distintos campos del conocimiento. Esta escuela se especializaba en Ciencia y Tecnología y pueden asistir todos aquellos alumnos que deseen sin la condición de pertenecer al barrio como es en el común de las escuelas allí. Hasta aquí todo podía ser como en nuestro país pero la diferencia esta dada, entre otras cosas, en los recursos disponibles de estas escuelas y de la gran mayoría en los EEUU. Desde el momento que arribé a la ciudad capital de EEUU, Washington DC, pude observar la dimensión de un país que es potencia mundial y que quiere mantenerse en ese lugar mostrando ante el mundo los motivos de su grandeza.
Los grandes edificios históricos, los museos, el parlamento, la casa blanca, sus calles impecables, sus autos de gran tamaño, muy lujosos y costosos, sus hoteles, las embajadas de los países del mundo que están allí estratégicamente asentadas, su tecnología de punta que organiza todo su sistema de vida (social, educativo, de salud, de servicios, etc.) y su gente dan motivos para la admiración y el ejemplo. Por esta razón las escuelas no escapan a este modelo de grandeza y abundancia. Allí todo es grande, allí todo sobra, allí no puede faltar nada.
Mi misión era estar durante tres semanas en una o varias escuelas identificar las problemáticas comunes en otra cultura institucional diferente, analizar alternativas de resolución, vivenciar otro estilo de gestión, que permitan la reflexión sobre la propia practica y construir redes entre instituciones escolares.
Cuando ingrese por primera vez a la escuela al caminar por los pasillos totalmente limpios, encerados y las paredes impecables y las oficinas alfombradas, las aulas equipadas con todos los elementos didácticos necesarios, desde computadoras, útiles, TV 29’, videos, laptop para cada docente, gimnasios gigantes, salón de conferencias, cantina/comedor, baños por todos lados, de varones y mujeres y todos adaptados para discapacitados, aulas de ciencias, de tecnología, de astronomía, laboratorios de ciencias naturales, hasta un planetario donado por la NASA, programas de asistencia alimentaría, y transporte para todos los alumnos que necesiten, etc, etc, etc, tuve una sensación de tristeza y frustración recordando mi escuela y de las de mi país, pensando en la injusta distribución de la riqueza en este mundo globalizado solo para unos pocos. Cabe destacar que esta política educativa de equipar con todos los recursos necesarios a las escuelas se aplica en los establecimientos educativos de gestión publica ya que las escuelas privadas no tienen subvención estatal.
Pero los días pasaron, fui conociendo sus hogares, que también daban muestra del estilo de vida que se tiene en EEUU. Todos los artefactos eléctricos necesarios, calefacción central, TV 50’ y otros, lavavajillas, autos muy nuevos y confortables, etc, pero ¿que pasaba con la educación?. En las escuelas conviven diferentes culturas, hecho que se da en gran parte de los EEUU. Esta diferencia esta dada entre los blancos, los afroamericanos (africanos que vinieron de su país y aquellos nacidos en EEUU pero de descendencia Africana) y por último los latinos (todos aquellas personas que provienen de América central y del sur). Es muy interesante poder ver esto ya que en estas escuelas magnet conviven diariamente estas culturas en una forma de sobrevivir en un país que enarbola la bandera de la libertad e igualdad de oportunidades.
He compartido jornadas con estudiantes nicaragüenses, peruanos, tailandeses, chinos, africanos, norteamericanos y mexicanos y allí pude observar las grandes diferencias culturales pero no generacionales, todos eran chicos de la misma edad, con sus comportamientos propios y similares entre si como cualquier alumno de nuestro país. Lo cierto es que producto de esta diversidad se observa un alto porcentaje de estudiantes que no tienen el hábito de estudiar, de comportarse adecuadamente y creo que existe una resistencia simbólica a ser dominados por la cultura que se imparte en la sociedad como una imposición del poder del hombre blanco sobre el resto.
Pero la verdad es que no todo es lo que parece. Existe una preocupación por la calidad educativa, por los docentes de enseñar mejor, por el Estado de proporcionar los recursos, por lograr que todos los niños y jóvenes asistan a la escuela, por crear conciencia en valores como responsabilidad, solidaridad y otros, en un mundo cada vez mas individualista. Lo cierto es que mas allá de los recursos, el problema en educación tiene su ascendente en el fenómeno social. De tal manera las reformas educativas deben tener en cuenta al sujeto de aprendizaje como un ser socialmente complejo y dinámico por que mas allá de las diferentes culturas los adolescentes y jóvenes tienen patrones de comportamientos similares producto de la globalización de los medios de comunicación.
Agradezco a la Agencia Córdoba Ciencia y al programa Fulbright Argentina por la oportunidad que me brindaron de crecer profesionalmente, de conocer e investigar sobre otras culturas y de tener una mirada mucho más amplia sobre fenómeno educativo.

Alejandro Oscar CantónProfesor en Ciencias de la Educación

jueves, 25 de enero de 2007

El docente del siglo XXI

El sistema educativo argentino tiene una identidad común, con un alto grado de pertenencia por parte de sus miembros y una relativa vida autónoma debido a ciertas características particulares en lo que hace a su estructura organizativa como a su “modus vivendi” a saber:
- Tiene jerarquías de conducción y niveles de responsabilidad, claramente estratificados y diferenciados;
- Sociológicamente hablando, contiene una población cautiva, es decir, que los alumnos permanecen durante el ciclo lectivo dentro del sistema con migraciones escasas que suelen darse de un año para otro.
- Sus actores principales, docentes y alumnos, conviven buena parte de su tiempo diario en un ámbito común, la escuela;
- La conducción política puede cambiar de un día para otro, pero lo esencial, su cuerpo docente, tiene permanencia; los docentes se sienten pertenecientes al mundo educativo, y con frecuente apego a la institución madre, la escuela;
- Generalmente comparten pautas culturales, un lenguaje común y hasta una jerga propia.
Ahora aquí quiero resaltar el motor central del sistema educativo, me refiero al docente. En la historia del sistema educativo argentino, el docente ha transitado por diferentes lugares y posiciones hasta que se sanciona el Estatuto del Docente, marco legal que regula esta actividad. Pero no debemos olvidar que el docente opera sobre recursos humanos, es decir el producto final reside en las personas con las que opera. De tal manera que la capacitación del docente debe ser constante y adaptarse a las demandas y necesidades del medio social en el que esta inserto, además debe responder a las políticas educativas de los gobiernos de turno. De aquí se desprende la multiresponsabildad de los docentes en su ámbito de trabajo. Por eso es importante el desarrollo profesional de los educadores. Para ello hay que reconocer que el aprendizaje de la enseñanza es una actividad profesional vitalicia, y no algo que se contempla con un programa de capacitación docente, que sin dejar de ser necesarios, no es exclusivo. Estos programas son una iniciación a la enseñanza, no una culminación. Además es preciso reconocer que para mejorar el complejo y sutil arte de la enseñanza, se necesita una realimentación constructiva sobre el trabajo que uno hace y que existe en cada escuela la norma profesional de mejorar la enseñanza como parte del significado de ser docente en esa escuela, pero también que haya una estructura organizativa que posibilite reflexionar, junto a sus colegas, sobre el propio desempeño docente. Este punto suele ser conflictivo para los docente ya que no nos distanciamos lo suficiente de nosotros mismos para captar realmente lo que hacemos cuando trabajamos con alumnos o tratamos con otras personas. Pienso que debemos crear en las escuelas un clima profesional que permita a los docentes aprender a ver y criticar la enseñanza.
Pero no quiero dejar de destacar la importancia de la profesionalidad docente, ya que sin una mayor profesionalidad docente es imposible elevar la eficiencia del sistema educativo. El proceso de enseñanza-aprendizaje de conocimientos actualizados y socialmente útiles exige de saberes y destrezas que solo puede poseer un profesional. Cada alumno, clase, situación diferente requiere de la aplicación, creación y recreación de saberes pedagógicos y didácticos por parte del docente. No se trata de un trabajo especializado, se trata de un saber profesional.
Pero no se puede por un lado exigir y evaluar al docente como un profesional y por el otro formarlo, reglamentar su trabajo y retribuirle salarialmente como un trabajador especializado. Las políticas salariales tienen que atender a resolver este desfasaje hacia el lado de la profesionalización integral. Por ello una estrategia es privilegiar los criterios de capacitación, responsabilidad, eficiencia y rendimiento en la construcción de la carrera docente y también redefinir el alcance de la labor profesional de un docente: diversificar las responsabilidades que puede tener durante el transcurso de su carrera, darle oportunidad de prestar distintos servicios y procurar realizar dentro de la escuela una perspectiva de la profesión docente que eleve la calidad de la educación para los alumnos. Esto implicaría, por ejemplo, que los docentes experimentado actúen como tutores de docentes principiantes, que trabajen en proyectos de desarrollo curricular con algunos colegas y que funcionen como nexos entre la escuela y otras entidades de la comunidad realizando cambio de actividad sin la pérdida de su salario. Esto significa otorgar a los docentes el tiempo necesario para que trabajen juntos en planear proyectos de evaluación y estén en contacto con familias de alumnos de la escuela que requieran ayuda. Opino que debemos replantear el significado de ser docente, para que sea mucho más que trabajar solo en un aula durante un turno de clases.
Fuentes: Elliot W. Eisner, La escuela que necesitamos. Ed. Amorrortu; Osvaldo Devries, ¿ Es posible mejorar la educación?. Ed. Troquel

Alejandro Oscar Cantón
Profesor en Ciencias de la Educación

miércoles, 24 de enero de 2007

Hacia una nueva Ley de Educacion

Trece años de una Ley de Educación que no fue evaluada y ya es historia. Comenzaremos el 2007 con una nueva Ley de Educación Nacional que garantizara un derecho de todos para todos. El año 2006 fue un año de importantes debates en el ámbito de lo educativo, sobre todo en el nivel medio. Podemos mencionar algunas leyes y modificaciones que han surgido en los últimos tres años como la Ley de educación Técnico Profesional, la Ley Nacional de Educación Sexual Integral, la innovación pedagógica en el primer año del secundario en Córdoba, la Ley de Protección integral de los derechos de las niñas, los niños y adolescentes, etc., para terminar con el destierro de la Ley Federal de Educación implementada en la década del 90.
La nueva Ley podrá tener implicancias intelectuales y políticas que determinaran la democratización del saber pedagógico en la escuela. La implicancia intelectual se vincula con modalidades bastantes sofisticadas de indagación cualitativa e interpretativa, tales como la investigación-acción, la investigación participativa, o modalidades de investigación basadas en la reflexión sobre las practicas. Pero aquí es importante incorporar la función de los procesos de producción de conocimiento en los sujetos de las practicas escolares (maestros y profesores) para lograr resultados reales. Por eso las implicancias políticas de democratización del saber escolar suponen incorporar el discurso teórico de la Ley a la practica real de los docentes argentinos, brindando los espacios para que sea potencialmente evaluable, discutible y criticable en el espacio publico. Daniel Suarez en novedades Educativas edición especial de enero de 2005, plantea que “promover y sostener condiciones institucionales y políticas para la producción autogeneradora de saberes pedagógicos por parte de los docentes implica fundamentalmente, cambiar las reglas de juego en el campo educativo, y esto como sabemos, es difícil, ya que supone una fuerte corriente de destitución y de reinstitución en ámbitos institucionales rígidos.”
Por lo dicho es importante que existan políticas educativas tendientes a invertir en esta situación, que cada vez allá mas proyectos de intervención e investigación pedagógicas tendientes a involucrar de manera activa a los docentes en la producción y reconstrucción critica de saberes pedagógicos construidos desde la experiencia escolar en las aulas y en las instituciones, ya que las políticas publicas tiene un lugar estratégico en el proceso de reforma democrática de la escuela. La Ley establece brindar una nueva formación ciudadana comprometida con los valores éticos y democráticos de participación, libertad, solidaridad, resolución pacífica de conflictos y respeto de los derechos humanos; asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre las personas, sin admitir discriminación alguna, fuera de todo autoritarismo, gestos soberbios y actitudes prepotentes que están lejos de responder al marco de la norma.. La Ley garantiza la participación democrática de todos los docentes en las escuelas. De tal manera espero que en este año se den las condiciones y los espacios de discusión para consolidar una nueva Ley de educación que refleje y de respuestas a las necesidades de nuestra gente y de nuestro país.

Alejandro Oscar Cantón
Profesor en Ciencias de la Educación