miércoles, 13 de febrero de 2008

Una educación basada en valores

Es cierto que la escuela postmoderna necesita especialistas altamente cualificados, así como también abundantes medios materiales que fortalezcan el proceso pedagógico didáctico de los docentes y estudiantes. En este aspecto los países desarrollados dan muestra de ocuparse del tema, tal es el caso de EEUU donde las escuelas publicas tienen un altísimo grado de tecnologías dispuestas al servicio de docentes y alumnos, a tal punto que bajo la consigna que guía a las políticas educativas del país del norte: “No child left behind” que significa: “ningún niño se queda atrás”, las escuelas están equipadas de tecnología de ultima generación en cada rincón de la misma, lo que permite igualar oportunidades con respectos a las escuelas privadas, donde las diferencias no radican en la infraestructuras de las mismas ni en su tecnología, sino en la “clase social” de las personas que asisten.
Ahora esta preocupación por la igualdad de oportunidades basada en lo material no es lo único importante, también son igualmente precisos el estimulo continuo, la colaboración eficaz y el entusiasmo. Hay que efectuar una dinamizacion de los elementos personales directa o indirectamente relacionado con el hecho educativo, rompiendo para ello toda indiferencia y logrando un clima especial en el centro educativo, para que todos se sientan solidarios en el objetivo común de la educación del individuo.
En esta época donde los valores parecen estar pasado de moda y el individualismo gana cada vez mas adeptos, la escuela debe sufrir una revolución humana, para que los elementos cogestores del hecho educativo se realicen personalmente a través del acto didáctico o de sus factores condicionantes. En el marco de la institución educativa contemporánea, entendida en sentido global, se ha de dar una revalorización del hombre, mas no únicamente discente, sino también del docente, del directivo, del administrativo, del supervisor y los miembros en general de la institución.
Por eso los objetivos afectivos deben estar al servicio de las relaciones humanas en la escuela para logar una organización basada en un sistema de valores que constituyan la materia prima para la conversion de la conciencia individual en una norma de control activo de la conducta. En este sentido es importante forjar una relacion fluida entre todos los actores institucionales, incluyendo a los padres de los estudiantes. “La escuela la hacemos entre todos” pero esta frase solo aparece en discursos que muchas veces estan muy lejos de la realidad, ya que los recursos humanos y afectivos estan presentes en las escuelas por parte de sus actores (docentes, personal, alumnos y padres) y los recursos materiales deben ser proporsionados por el Estado.
De manera tal que si los docentes realizaramos una resistencia basada en valores, principios y conductas que reivindiquen los afectos en las relaciones humanas en la escuela, estaremos contribuyendo a la formacion de una educacion que abarque al hombre entero y no solo a su aspecto intelectual, que no es menos importante, por que este sera el resultado de una educacion basaba en valores.

sábado, 2 de febrero de 2008

Las relaciones humanas en la escuela

Comenzamos un nuevo año lectivo cargado de expectativas y esperanzas, no solo por las promesas de los nuevos gobiernos, sino por que los docentes siempre tenemos esperanzas de cambios y por que creemos que a través de la educación se puede lograr una sociedad más justa.
Pero que pasa en el interior de las instituciones educativas?, Ellas no están aisladas de la sociedad y son las que receptan las demandas sociales con mayor énfasis y de una manera constante. La doctrina de las relaciones humanas es una técnica social, que tiene como objetivo conseguir que una organización, no solo sea eficaz en lo técnico y económico, sino, al mismo tiempo, satisfactoria para los individuos y los grupos que la conforman.
En la escuela es importante que el trabajo tenga algún significado personal para cada uno de los miembros del centro educativo. Cada individuo ha de desempeñar una tarea (docente, directivo, administrativo, maestranza, técnico, etc.) que le ocupe la mayor parte posible de sus capacidades, incluida su iniciativa y su responsabilidad, de manera que no solamente conozca la relación entre su actividad y el resultado, sino que tenga la impresión de que se espera su colaboración en una finalidad común: la educación de los alumnos.
De esta manera cada actor educativo puede realizar sus fines personales que no solo son los económicos, sino también los sociales y afectivos, como confianza, seguridad, progreso, prestigio, reconocimiento, etc.
Así el ideal de las relaciones humanas en la escuela es tener a sus miembros satisfechos y generando en ellos un sentido de pertenencia que desembocara en mayor colaboración con el Proyecto Educativo Institucional. Pero esto no siempre es tan fácil por que las personas están insertas en una sociedad y tienen problemas y conflictos aunque en la escuela reine la armonía.
Además existen cuestiones de poder que influyen y atraviesan las relaciones entre los miembros de las instituciones educativas. Este poder proviene de ambiciones personales y es propio de la conducta humana, pero no debemos olvidar que la escuela es un espacio que tenemos que democratizar y que solo quienes estamos allí, podemos hacerlo a través de la participación, el consenso, la responsabilidad, el trabajo en equipo y la profesionalización de la tarea docente.
Las buenas relaciones humanas en la escuela buscan lograr esa deseada armonía entre sus miembros, aunque esto no soluciona la compleja problemática del individuo.
En este inicio de clases es conveniente fijar algunos criterios que tengan que ver con priorizar las relaciones humanas en la escuela, por que los resultados traen aparejado mejores rendimientos y mejor calidad educativa, para que la escuela no construya un centro de conflictos de la vida social, sino, al contrario, un lugar en el que cada individuo se encuentre plenamente integrado, para garantizar una mejor predisposición y dedicación a la honorable y noble tarea de educar que tenemos los docentes argentinos.

Prof. Alejandro Cantón