sábado, 24 de febrero de 2007

Familia y escuela tienen un lugar en común

En estos tiempos de exámenes previos y complementarios de marzo se pueden ver en las escuelas la gran cantidad de chicos y chicas que se presentan a rendir materias pendientes, pero si se observan las actas también se pueden ver la gran cantidad de alumnos ausentes. Siempre he tenido la esperanza de poder aportar, desde mi preparación docente, un granito de arena para lograr algún cambio, en los jóvenes y en sus familias, que permitan mejorar, auque no podamos modificar la situación socio-económica en que viven, su formación integral desde una adecuada información, orientación, seguimiento y compromiso pero desde el trabajo conjunto entre padres y docentes.
Recrear el vinculo pedagógico entre docentes, jóvenes y padres es una estrategia concreta de inclusión. En un escenario de ruptura de los alzos sociales, la trasmisión de conocimiento puede contribuir a unir lo que esta roto y fragmentado. De tal manera es preciso replantear el dialogo entres los diferentes modos de relacionarse con los lenguales y con la cultura de los jóvenes y sus familias, sin perder de vista el objetivo pedagógico de la escuela. Esto implica renovar algunos modos en que la escuela aloja y valora las necesidades de los jóvenes y sus familias, los intereses y sus producciones culturales. La escuela puede hacerlo desde su función especifica que es la trasmisión del patrimonio cultural que forma a los ciudadanos.
La nueva Ley Nacional de Educación Nº 26.206, brinda espacios de participación para que juntos, docentes, alumnos y padres, conformen un nuevo escenario que garantice la igualdad, la equidad y la participación de las organizaciones sociales y las familias a saber:
Articulo 11, inciso I: Asegurar la participación democrática de docentes, familias y estudiantes en las instituciones educativas de todos los niveles. Inciso U: Coordnar las políticas de educación, ciencia y tecnología con las de cultura, salud, trabajo, desarrollo social, deportes y comunicación, para atender integralmente las necesidades de la población, aprovechando al máximo los recursos estatales, sociales y comunitarios.
Articulo 123 inciso L: mantiene vínculos regulares y sistemáticos con el medio local, desarrolla actividades de extensión, tales como las acciones de aprendizajes-servicio, y promueve la creación de redes que fortalezcan la cohesión comunitaria e intervengan frente a la diversidad de situaciones que presenten los alumnos y sus familias. Inciso N: Favorecer el uso de instalaciones escolares para actividades recreativas, expresivas y comunitarias.
Articulo 126, inciso h: Integrar centros, asociaciones y clubes de estudiantes u otras organizaciones comunitarias para participar en el funcionamiento de las instituciones educativas, con responsabilidad progresivamente mayores a medida que avancen en los niveles del sistema.
Y por último en los artículos 128 y 129 completos están destinados a los derechos y deberes de los padres, madres y/o tutores de los estudiantes. Allí se destacan la importancia de los padres como agente natural y primario de la educación y quienes son responsables directo por el cumplimiento de la educación obligatoria de sus hijos, que como sabemos a través de la presente Ley, se extiende desde los cinco años hasta la finalización de la escuela secundaria.
De tal manera que el encontrarse periódicamente padres, alumnos y docentes debería ser una pauta distinguida dentro de la agenda de una escuela. Debería ocupar un espacio mental importante y desarrollarse en un espacio físico adecuado.
Alejandro Oscar Cantón Profesor en Ciencias de la Educación

miércoles, 21 de febrero de 2007

La escuela para nuestros hijos

Quienes tenemos hijos en edad escolar es común que nos preguntemos a fin de año o en esta época, en que escuela inscribo a mi hijo. Esta pregunta se da en tres momentos claves: cuando tiene la edad para el jardín de infantes (sala de 4 años), cuando ingresan a la escuela primaria y cuando ingresan a la escuela secundaria. Y es frecuente que consultemos en varias escuelas, que charlemos con los maestros y profesores, con los directivos y con otros padres sobre los pro y los contra de cada escuela. Algunas veces le preguntamos a los mismos chicos, sobre todo cuando son más grandes, pero lo cierto es que es una responsabilidad de los padres y un derecho de los niños a ser escolarizados. Existen distintos intereses que motivan a los padres en la elección de la escuela para sus hijos. Muchas veces tiene que ver con sus propias historias de vida y sus experiencias y otras veces con una visión futurista que tiene directa relación con el porvenir intelectual y social de sus hijos. Aquí entran en juego la oferta educativa de las escuelas la cual debiera reflejarse en el proyecto educativo institucional. En este ultimo es necesario expresar de manera flexible y viable las metas, actividades y recursos que nos permitan pasar de una realidad organizacional, a otra que interprete las demandas y necesidades de todos los miembros de la comunidad educativa.
Ahora, este mensaje institucional debe ser conocido por todos los actores: alumnos, padres, docentes y comunidad en general quienes son potenciales miembros de la comunidad educativa de esa escuela.
Sabemos que dentro de la oferta educativa en nuestro país y en nuestra provincia en particular, existen en cuanto a la gestión, dos tipos de escuelas, las escuelas de gestión oficial y las de gestión privada.
Ahora bien, lo que a los padres nos responsabiliza directamente es la elección de la escuela primaria y de la secundaria. La oferta educativa de la escuela primaria es única en cuanto a la cantidad de años y a su distribución curricular, salvo proyectos innovadores de doble escolaridad y aquellos extraescolares además de las escuelas bilingües y religiosas que amplían su oferta educativa, pero en todas esta garantizado por ley un mínimo de contenidos básicos comunes. En la escuela secundaria la cosa cambia. En la provincia de Córdoba existe un C.B.U. (Ciclo Básico Unificado) que abarca de 1 a 3 año y que es común para todas las escuelas y el C.E. (ciclo de especialización) de 4º a 6º año, pero al llegar al 4º año deben elegir por una orientación determinada. Lo cierto es que esta orientación, la mayoría ya la elige desde primer año, por que la escuela es la misma y en el momento de la inscripción a 4º se priorizan los alumnos de la institución. De tal manera es muy importante conocer toda la oferta educativa de la escuela para evitar que el chico circule entre varios establecimientos durante su recorrido por el sistema educativo. Además la permanencia en una misma escuela, salvo excepciones y situaciones, genera en el alumno un sentido de compromiso, un alto grado de conocimiento especifico, sin dejar de mencionar las relaciones humanas entre docentes y alumnos para el abordaje del conocimiento. Sabemos que en la escuela secundaria los tiempos no son los mismos que en la primaria, por tal razón generar un sentido de pertenencia en los alumnos, los docentes y los padres con la institución provoca mejores resultados académicos y de convivencia.
Lo cierto es que el recorrido por la escolaridad obligatoria (primaria y secundaria) de nuestros hijos requiere de la presencia de los padres, la valorización de sus logros, el respeto por sus tiempos, el estimulo sin sobreexigencias, el acompañamiento, el control y el señalado de los limites forman parte de la tarea que debemos cumplir como padres y como docentes.

Alejandro Oscar Cantón
Profesor en Ciencias de la Educación

sábado, 3 de febrero de 2007

Embajada de los EEUU en Argentina


La calidad educativa: un compromiso de todos

La calidad en la educación es un problema de todos, se deben ir superando las diferencias y exclusiones sociales. Mientras mas conciliemos igualdad con calidad, mejor atacaremos los mecanismos de reproducción intergeneracional de la pobreza y la desigualdad.
Como ya lo dijimos en artículos anteriores, la nueva Ley de Educación plantea nuevos espacios de democratización de la escuelas y sus actores. Ahora bien, junto a esta posibilidad debe primar un principio de calidad educativa. Por calidad entendemos, desde una perspectiva macropolítica, la capacidad del sistema educativo para responder a las necesidades formativas de los ciudadanos. Desde una perspectiva micropolítica es la articulación entre la oferta educativa que brinda la escuela y el nivel de aprendizaje de los alumnos. Al definir calidad educativa entran en juego una variable: la relación objetivos y resultados y el valor que se le asigne a la educación, entendiendo por esto no solo a la creación de condiciones favorables para el acceso y la pertenencia del alumno en el sistema, si no, también, al reconocimiento social y económico de los profesionales de la educación, nuestros docentes. De tal manera que este proceso en busca de la calidad es un compromiso de todos. Sabemos que uno de los problemas es el alto índice de desgranamiento escolar y el desafío consiste en “lograr que los alumnos realicen un recorrido exitoso en los distintos niveles educativos, para lo cual es necesario implementar estrategias para la retención y el logro de mayores niveles de calidad en los aprendizajes”. En este sentido la educación es: CALIDAD = IGUALDAD DE OPORTUNIDADES. Esto se debe a que el punto de partida para el cambio cualitativo está en el entrono socio-cultural de los alumnos. La calidad educativa es muy propio y original de cada institución. Por tal motivo cada escuela, siguiendo los lineamientos de la Ley y las políticas educativas jurisdiccionales, deberán replantear sus proyectos educativos institucionales siguiendo, por ejemplo, al modelo que presenta Ezequiel Ander Egg, planteando una estrategia de mejoramiento continuo de la organización y gestión institucional con el protagonismo de todos los actores, lo que supone y exige una planificación participativa. Un trabajo colectivo se construye desde el consenso de todos y no de una simple mayoría. Es un profundo pacto ético que requiere estar convencidos de que es una oportunidad de superación individual y grupal. En este punto Cecilia Bravslavzky plantea que las escuelas deberían asumir la diversidad de las personas, de las comunidades y la suya propia, pero no en cuanto a disyunciones en las que “unas son mejores y otras son peores”, y desde allí construir la calidad. En este sentido podemos mencionar dos tipos de escuelas: aquellas con modelos regresivos que normalizan su funcionamiento hasta llegar a la rutirización de sus prácticas y que consideran como naturales e inevitables a las problemáticas; Y las otras escuelas con modalidad progresivas que tienen la capacidad para interrogarse sobre su funcionamiento y a la vez generar nuevas preguntas. Estas son escuelas que “enfrentan a los problemas buscando la superación de los mismos y que han hecho de la reflexión su práctica permanente”. Acompañando este proceso en busca de la calidad por parte de la comunidad educativa no debemos olvidar el financiamiento de la educación publica por parte del Estado quien debería generar políticas de financiamiento que planteen a la educación como una inversión y no como un gasto. No es una tarea fácil pero depende de todos.
Alejandro Oscar Cantón
Profesor en Ciencias de la Educación