lunes, 9 de abril de 2007

La violencia escolar

La escuela es la única que cumple con el rol de socializar, formar, y habría que ayudar a que lo cumpla de la mejor manera posible, que pueda auxiliar a la producción de subjetividades y evitar la pérdida de inteligencia que no desarrolle o no se construya. Hoy la escuela es el lugar fundamental de recuperación de las posibilidades para pensar y el lugar para modificar conductas sociales como la violencia; pero sola no puede. Si analizamos un concepto de violencia escolar se puede decir: que es todo acto por el cual un individuo o grupo utiliza la fuerza física, armas o la coacción psíquica o moral en contra de sí mismo, de objetos o de otra persona o grupo provocando como resultado la destrucción o daño del objeto y la limitación o la negación de cualquiera de los derechos establecidos de la persona o grupo dentro de la comunidad escolar (Abraham y Grandinetti 1997).
La escuela es un subsistema del sistema escolar, que abarca al conjunto de instituciones, a la pluralidad de organizaciones escolares públicas y privadas de naturaleza y niveles diversos, jerarquizadas e interrelacionadas por una coordinación y una subordinación, con el fin de transmitir ideas, sentimientos, valores a los miembros jóvenes de una sociedad. Se trata de una organización de funciones ligadas por reglas generales, escritas y abstractas. Las reglas ahorran esfuerzos al proponer modos de solución a los problemas posibles. Se tiende a la estandarización en todos los órdenes que lo permiten. Todo va orientado hacia la modificación de las relaciones burocráticas y autoritarias en la escuela, lo que se denomina pedagogía institucional. Esta se trata de una pedagogía en la que se analiza la implicación, compromiso de todos y cada uno de los elementos institucionales involucrados. En la escuela se trasmiten culturas, símbolos, elementos propios de una sociedad en busca de reproducir su identidad. Estas condiciones simbólicas a saber que son fundamentos de poder que en una sociedad se fueron y se irán arraigando como lo son los signos simbólicos: banderas, escarapelas, himnos, su trayectoria hacia el futuro seguirán con su propia identidad y según los valores nacionales. Pero así también se fueron quedando signos de violencia generadas por las guerras y luchas por territorios o simplemente por un lugar donde vivir, o lo que es mas dramático en un Estado democrático, por reclamar derechos laborales, que en la actualidad sumado a los distintos problemas sociales generados por las desigualdades siguen provocando en el individuos y grupos distintos grados de violencia. En la vida política contemporánea, se mezclan diversos movimientos que se enfrentan a un amplio aspecto de injusticias que son las que más tarde se desencadenarán como violencias, por entrar en conflicto los cambios culturales y económicos que se desplazan de los movimientos sociales. También la pobreza y la privación en sus diversos tipos son elementos constitutivos de las injusticias y por ende de las discriminaciones y desigualdades. Las injusticias pueden ser observadas y tratadas de diversas maneras: RAWLS postula diversos pasos y posiciones para lograr justicia con equidad logrando así personas solidarias. Él afirma que la justicia debe ser la primera virtud de las instituciones sociales. Las leyes que le rijan deben ser justas. La persona tiene un carácter de inviolabilidad, a partir de la justicia a beneficio de la sociedad, se plantea superar las posturas utilitarias con ideas de la satisfacción para la mayoría de la gente. Aquí entra en juego el rol del docente como trabajador de la educación. Un docente que no esta al margen de la discriminación y de la injusticia social, un docente que lucha por sus derechos cuando reclama por salarios dignos y que al mismo tiempo esta garantizando los derechos de sus alumnos y de sus familias. Pero la justicia también tiene que ver con responsabilidad de quienes deben impartirla. Por tal motivo la violencia siempre es producto de la injusticia a la que como docentes estamos acostumbrados, pero a la que nunca dejaremos de hacer frente.
Alejandro Oscar Cantón

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimados compañeros:


Desde el título de la obra del Dr. Guillermo Jaim Etcheverry " La tragedia educativa", Ed. Fondo de Cultura Económica, se alcanzan a advertir algunos rasgos muy interesantes e importantes para comprender el estado en que se encuentra el sistema educativo argentino. También podemos encontrar materiales de suma claridad en autores como Tedesco, el propio Filmus y la FLACSO. Los hemos estudiado, analizado y discutido más de una vez, supongo. Sucede que a veces, algunas preguntas llenan el espacio que dejan la teoría y la práctica cotidiana de la docencia. ¿ Qué hacen estos pensadores cuando asumen cargos públicos? Evidentemente, les resulta muy simple la escisión saber / saber - saber / hacer.
A Jaim Etcheverry, le cuesta justificar el llamativo título de su obra. No puede, aunque lo intenta, dar sentido de lo trágico a aquello que rotula trágico. A no ser por una acepción popular del vocablo, que nos lleva a lo doloroso, lo sufriente y quizá agonizante.
Por cierto que para los clásicos griegos, que acunaron la Tragedia, había preceptivas que cumplir para considerar la obra como tal. Entre otras, la presencia del héroe trágico. Bertolt Brecht, con el tiempo, pone en palabras de Galileo aquello de " desdichados los pueblos que necesitan héroes." Y la otra ley trágica es que las muertes no suceden en la escena. El público se entera de las muertes, pero no las ve en un escenario.
Hoy, estas cuestiones se pueden leer desde otro perfil.
Hoy, una vez más, el terrorismo de estado, cual Creón, asesina ante las miradas de todos, ante las cámaras, con total impunidad.
La tragedia ha cambiado su modalidad. Se ha envilecido. Ha roto sus propias leyes. Y lo que tenemos no son héroes, sino nada más y nada menos que nuestros muertos, nuestros asesinados. Cuando hasta hace días, salimos a las calles con la bandera de la Memoria, del repudio al terrorismo de estado, del presente de nuestros 30.000 compañeros, cuando se siguen cumpliendo los terribles aniversarios de Teresa Rodríguez, de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, de nuestro Pocho Lepratti, hoy, asesinan a un maestro.
Y entonces aparecen las justificaciones de siempre, como decir que este "es un hecho policial y no educativo", Filmus, no quiere ver que los compañeros de muchas provincias están manifestando por salario, por comida, por vida, por educación. Ese es un hecho educativo. Y cómo explicará Tedesco la persecución por los campos y posterior asesinato de nuestro compañero. Cómo dará cuenta de esto en sus estudios sobre la Historia Social de la Educación. No lo sabemos.
Lo que queda claro, es que asesinan sabiendo a quien. Carlos Fuentealba fue un obrero de la construcción que luchó en la Uocra de su región, un docente comprometido en el aula y delegado del Sindicato local. Una bicicleta más como símbolo de los luchadores sociales.
Esta tragedia, se ve en directo por la tele, esta tragedia, deja sus muertos en un corte de ruta, en una emboscada y la sangre derramada se ve, se huele, se palpa.
Hemos acunado en estas horas este lema:
LAS TIZAS NO SE MANCHAN DE SANGRE.
Con esa bandera vamos al Paro y Marcha el próximo lunes.
Pero todos sabemos, que las tizas ya están manchadas de sangre desde hace tiempo. Hoy es la sangre humilde y militante de nuestro compañero Carlos.
Y por cierto, esta tragedia, no es ficción.
Prof. Alejandro Pérez Leiva