viernes, 26 de enero de 2007

Una mirada hacia el primer mundo

Durante la segunda quincena de octubre y primera de noviembre de 2006 tuve la posibilidad de realizar un viaje a los EEUU mediante un programa intercambio educativo de la comisión Fulbright Argentina entre directores de escuelas de Argentina y EEUU. Mi destino fue la ciudad de Omaha en el Estado de Nebrazka. Allí estuve asignado a una escuela middle, como la llaman ellos, es decir donde asisten estudiantes de los grados 5to. a 8vo. Además esta escuela forma parte de un programa denominado Magnet que significa escuelas que atienden a la diversidad y ofrecen especializaciones en distintos campos del conocimiento. Esta escuela se especializaba en Ciencia y Tecnología y pueden asistir todos aquellos alumnos que deseen sin la condición de pertenecer al barrio como es en el común de las escuelas allí. Hasta aquí todo podía ser como en nuestro país pero la diferencia esta dada, entre otras cosas, en los recursos disponibles de estas escuelas y de la gran mayoría en los EEUU. Desde el momento que arribé a la ciudad capital de EEUU, Washington DC, pude observar la dimensión de un país que es potencia mundial y que quiere mantenerse en ese lugar mostrando ante el mundo los motivos de su grandeza.
Los grandes edificios históricos, los museos, el parlamento, la casa blanca, sus calles impecables, sus autos de gran tamaño, muy lujosos y costosos, sus hoteles, las embajadas de los países del mundo que están allí estratégicamente asentadas, su tecnología de punta que organiza todo su sistema de vida (social, educativo, de salud, de servicios, etc.) y su gente dan motivos para la admiración y el ejemplo. Por esta razón las escuelas no escapan a este modelo de grandeza y abundancia. Allí todo es grande, allí todo sobra, allí no puede faltar nada.
Mi misión era estar durante tres semanas en una o varias escuelas identificar las problemáticas comunes en otra cultura institucional diferente, analizar alternativas de resolución, vivenciar otro estilo de gestión, que permitan la reflexión sobre la propia practica y construir redes entre instituciones escolares.
Cuando ingrese por primera vez a la escuela al caminar por los pasillos totalmente limpios, encerados y las paredes impecables y las oficinas alfombradas, las aulas equipadas con todos los elementos didácticos necesarios, desde computadoras, útiles, TV 29’, videos, laptop para cada docente, gimnasios gigantes, salón de conferencias, cantina/comedor, baños por todos lados, de varones y mujeres y todos adaptados para discapacitados, aulas de ciencias, de tecnología, de astronomía, laboratorios de ciencias naturales, hasta un planetario donado por la NASA, programas de asistencia alimentaría, y transporte para todos los alumnos que necesiten, etc, etc, etc, tuve una sensación de tristeza y frustración recordando mi escuela y de las de mi país, pensando en la injusta distribución de la riqueza en este mundo globalizado solo para unos pocos. Cabe destacar que esta política educativa de equipar con todos los recursos necesarios a las escuelas se aplica en los establecimientos educativos de gestión publica ya que las escuelas privadas no tienen subvención estatal.
Pero los días pasaron, fui conociendo sus hogares, que también daban muestra del estilo de vida que se tiene en EEUU. Todos los artefactos eléctricos necesarios, calefacción central, TV 50’ y otros, lavavajillas, autos muy nuevos y confortables, etc, pero ¿que pasaba con la educación?. En las escuelas conviven diferentes culturas, hecho que se da en gran parte de los EEUU. Esta diferencia esta dada entre los blancos, los afroamericanos (africanos que vinieron de su país y aquellos nacidos en EEUU pero de descendencia Africana) y por último los latinos (todos aquellas personas que provienen de América central y del sur). Es muy interesante poder ver esto ya que en estas escuelas magnet conviven diariamente estas culturas en una forma de sobrevivir en un país que enarbola la bandera de la libertad e igualdad de oportunidades.
He compartido jornadas con estudiantes nicaragüenses, peruanos, tailandeses, chinos, africanos, norteamericanos y mexicanos y allí pude observar las grandes diferencias culturales pero no generacionales, todos eran chicos de la misma edad, con sus comportamientos propios y similares entre si como cualquier alumno de nuestro país. Lo cierto es que producto de esta diversidad se observa un alto porcentaje de estudiantes que no tienen el hábito de estudiar, de comportarse adecuadamente y creo que existe una resistencia simbólica a ser dominados por la cultura que se imparte en la sociedad como una imposición del poder del hombre blanco sobre el resto.
Pero la verdad es que no todo es lo que parece. Existe una preocupación por la calidad educativa, por los docentes de enseñar mejor, por el Estado de proporcionar los recursos, por lograr que todos los niños y jóvenes asistan a la escuela, por crear conciencia en valores como responsabilidad, solidaridad y otros, en un mundo cada vez mas individualista. Lo cierto es que mas allá de los recursos, el problema en educación tiene su ascendente en el fenómeno social. De tal manera las reformas educativas deben tener en cuenta al sujeto de aprendizaje como un ser socialmente complejo y dinámico por que mas allá de las diferentes culturas los adolescentes y jóvenes tienen patrones de comportamientos similares producto de la globalización de los medios de comunicación.
Agradezco a la Agencia Córdoba Ciencia y al programa Fulbright Argentina por la oportunidad que me brindaron de crecer profesionalmente, de conocer e investigar sobre otras culturas y de tener una mirada mucho más amplia sobre fenómeno educativo.

Alejandro Oscar CantónProfesor en Ciencias de la Educación

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